“Lo siento, pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Si no ayudar a todos si fuera posible: a judíos o gentiles; blancos o negros. Tenemos que ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.
El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido, la codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las natanzas, hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros, el maquinismo que crea abundancia nos lleva a la necesidad, nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta, se perderá todo.
La desdicha que padecemos no es mas que la pasagera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y caerán los dictadores , y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista la libertad no perecerá.
¡Soldados! ¡No os rindais a esos hombres, que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas, os dicen lo que teneis que hacer, qué pensar y qué sentir! Os barren el cerebro, os ceban, os tratan cono a ganado y como a carne de cañón. ¡No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres-máquinas con cerebros y corazones de máquinas! ¡Vosotros no sois máquinas! ¡No sois ganado! ¡Sois hombres! ¡Llevais el amor de la humanidad en vuestros corazones! ¡No el odio! ¡Sólo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos!
¡Soldados! ¡No luchéis por la esclavitud, si no por la libertad! En el capítulo diecisiete de san Lucas se lee: "El reino de Dios está dentro del hombre, no de un hombre ni de un grupo de hombres, si no de todos los hombres, ¡En vosotros! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder, el poder de crear máquinas. ¡El poder de crear felicidad! Vosotros, el pueblo, tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura. En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a los hobres traabajo y de a la juventud un futuro y a la vejez seguridad, con la promesa de esas cosas las fieras alcanzaron el poder, pero mintieron, no han cumplido sus promesas ¡Ni nunca las cumplirán! Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido, todos a luchar para libertar al mundo, para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón, un mundo donde la ciencia, donde el progreso nos conduzca a todos a la felicidad.
¡Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos!
Hannah, ¿Puedes oírme? Dondequiera que estés, ¡Mira a lo alto Hannah!. ¡Las nubes se alejan! El sol se está apareciendo. Vamos saliendo de las tinieblas hacia la luz. ¡Caminamos hacia un mundo nuevo, un mundo de bondad, en el que los hombres se elevarán por encima del odio, de l amabición, de la brutalidad! ¡Mira a lo alto, Hannah! ¡Al alma del hombre le han sido dadas alas y al fin está empezando a volar! Está volando hacia el Arco Iris, hacia la luz de la esperanza, hacia el futuro, un glorioso futuro que te pertenece a tí, a mi, a todos. ¡Mira a lo alto, Hannah!, ¡Mira a lo alto, Hannah!