
No le puedes decir al sol, más sol, ni a la lluvia, menos lluvia. Para un hombre, una Geisha solo puede ser media esposa, somos las esposas del anochecer, y aun así, descubrir la amabilidad después de tanto desprecio, comprender que una chiquilla con más valor del que ella misma sabía, iba a descubrir que sus oraciones recibían respuesta. ¿No puede eso llamarse felicidad? Después de todo, éstas no son las memorias de una emperatriz, ni de una reina... éstas son otra clase de memorias...