sábado, 28 de marzo de 2009

50 años de locura travestida

A pesar de su legendaria frase final, la comedia de Billy Wilder 'Con faldas y a lo loco' sigue siendo, 50 años después de su estreno, un mecanismo perfecto nacido de un rodaje caótico en el que los problemas tenían un nombre: Marilyn Monroe.

'Nadie es perfecto' era la frase que, creada a última hora y con titubeos por Billy Wilder y el guionista I.A.L. Diamond, cerraba una sucesión de elementos de combinación improbable -'gangsters', travestis, romance, playa y jazz- que, sumada al talento de tres actores como Tony Curtis, Jack Lemmon y Marilyn Monroe, resultó infalible.

Pero ese desenlace -espetado por Joe E. Brown a Jack Lemmon cuando desvela su identidad masculina- no habría tenido lugar si no fuera porque Monroe, que estaba embarazada, llegaba siempre tarde y contaba con su asesora de interpretación en el plató, hizo tan difícil el rodaje que Wilder y Diamond buscaron para ponerle fin una opción que no implicara su presencia.

Así nacía la escena que hizo Historia y que se remataba a ritmo de tango y concluía una odisea que le hizo a Wilder pronunciar aquello de: "Mi psiquiatra me ha dicho que soy demasiado viejo y demasiado rico para volver a pasar por una experiencia similar".

"Sabía que íbamos en pleno vuelo y que había un loco en el avión", decía el cineasta en referencia a la actriz --con la que ya había trabajado en 'La tentación vive arriba' (1955). Cuando se acabó el rodaje, atacaría de nuevo: "Por primera vez puedo mirar de nuevo a mi esposa sin que me entren ganas de pegarle por el simple hecho de ser mujer".

Sus caprichos, sus retrasos y su por entonces marido, Arthur Miller, no ponían las cosas fáciles y el proyecto a punto estuvo de estrellarse. "Sus pechos están hechos de granito, pero su cerebro de queso suizo", metaforizaba el director de 'El crepúsculo de los dioses' (1950).